Educación o la utopía necesaria
Es muy acertado el término de “utopía necesaria”. Todos sabemos, sobretodo quienes optamos por estudiar la carrera de pedagogía, que no hay herramienta más poderosa que la educación, porque como el mismo documento lo plantea la educación es el instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social; es como el deseado final feliz, ese con el que siempre terminan los cuentos, el famoso “y vivieron felices para siempre”, pero es una utopía, desgraciadamente lo es, y es que no siempre existen los medios para que esta utopía se convierta en la realidad, en el día a día. Ese es el caso de nuestro país, y en general de casi todos los países tercermundistas, donde muchas veces puede existir la intención de mejorar nuestra educación, pero no contamos con los medios para llevarlo a cabo, y es que una buena infraestructura, buena selección de docentes y dinero suficiente para llevar a cabo proyectos e implementar herramientas educativas no están a la vuelta de la esquina y vaya que es necesario contar con estas cosas. Por otra parte es sabido que a muchas naciones les conviene mantener a un considerable grupo de personas en la ignorancia, puesto que muchos países corruptos estarían obligados a dejar de serlo si tuviesen a hombres y mujeres con las palabras y los argumentos suficientes para defenderse, con la capacidad de pensamiento, de razonamiento o de análisis necesario para terminar con cualquier tipo de injusticia. El primer mundo o mundo desarrollado no se queda atrás, y esto es un ejemplo de que, sin dejar de ser importante, el dinero no lo es todo. En “La educación encierra un tesoro” se habla de “La desilusión del progreso” a raíz de lo ocurrido en la segunda guerra mundial, ¿será que nos estamos desencantando de la educación?, ¿le faltará al hombre un motor motivador para que se interese en educarse?, ¿será que el hombre piensa que entre más se educa más adquiere medios para corromperse a sí mismo y as u entorno?. El mundo con la educación sería simplemente distinto. Pero no porque las cosas estén así debemos dejar de soñar y es por esto que el término de “utopía necesaria” es tan acertado, describe fielmente a la educación hoy en simples dos palabras.
Que nos eduquemos no sólo depende del profesor que nos hace clases o del colegio en el que nos matriculemos, puesto que la educación no sólo se gesta en un establecimiento, el mundo entero es un establecimiento. Muchas veces la falta de educación se genera por agentes externos a la escuela, el educar conlleva otras cosas, otros lugares, otros personajes y otros dominios. De ahí nacen los cuatro pilares de la educación planteados en el documento dela UNESCO “La educación encierra un tesoro”
Los cuatro pilares de la educación.
Estos son:
Aprender a conocer: Aprender a darnos cuenta de cómo es el mundo que nos rodea, con sus ambientes, su gente, su todo, aprender a comunicarnos para poder captar nuestro alrededor, descubrirlo, comprenderlo y aceptarlo. El conocer despierta nuestro interés de educarnos y estimula nuestro sentido crítico, llevándonos a crear y perfeccionar nuestro entorno. La enseñanza básica se considera como ente primordial para despertar nuestro gusto e interés por aprender a conocer. Este pilar va perdiéndose gradualmente conforme crezcan los medios de comunicación masivos como son la televisión.
Aprender a hacer: Es poner en práctica lo enseñado una vez egresado de los centros educacionales, puesto que involucra el hacer en el trabajo. Es básicamente no retener lo aprendido sino aplicarlo a la vida profesional, donde el aprendizaje evoluciona y lo esencial sigue siendo transmitido.
Aprender a vivir juntos, a vivir con los demás: Este pilar plantea básicamente la importancia de conocerse y valorarse a uno mismo y a los demás y participar en proyectos junto con la comunidad, aceptando diferencias e incluso aprovechándolas para seguir aprendiendo. Es que hoy esto diminuye día a día con la evolución tecnológica que fomenta el individualismo y la creciente creación de ideologías y grupos separatistas, los que solo se dedican a crear enemigos que no existen y a demandar intolerancia.
Aprender a ser: La educación no solo trata de enseñarnos de qué esta compuesto el mundo externo, sino también el interno (sin caer en el individualismo, sino que más bien complementando ambos conocimientos), crear conciencia de quienes somos individualmente en cuerpo, mente, alma, corazón y espíritu y con esto conferirnos la libertad de pensamiento, la autonomía, el poder de la imaginación y la perfección de los talentos que puedan traernos gozos y satisfacciones, motivándonos a seguir aprendiendo y mejorando nuestra realidad.
Si las claves para alcanzar la plenitud en temas de educación están dadas, ¿qué nos hará falta para aplicarlas?, ¿necesitaremos de algo más?, ¿será que la educación esta irremediablemente destinada a permanecer como una utopía necesaria?
Es muy acertado el término de “utopía necesaria”. Todos sabemos, sobretodo quienes optamos por estudiar la carrera de pedagogía, que no hay herramienta más poderosa que la educación, porque como el mismo documento lo plantea la educación es el instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social; es como el deseado final feliz, ese con el que siempre terminan los cuentos, el famoso “y vivieron felices para siempre”, pero es una utopía, desgraciadamente lo es, y es que no siempre existen los medios para que esta utopía se convierta en la realidad, en el día a día. Ese es el caso de nuestro país, y en general de casi todos los países tercermundistas, donde muchas veces puede existir la intención de mejorar nuestra educación, pero no contamos con los medios para llevarlo a cabo, y es que una buena infraestructura, buena selección de docentes y dinero suficiente para llevar a cabo proyectos e implementar herramientas educativas no están a la vuelta de la esquina y vaya que es necesario contar con estas cosas. Por otra parte es sabido que a muchas naciones les conviene mantener a un considerable grupo de personas en la ignorancia, puesto que muchos países corruptos estarían obligados a dejar de serlo si tuviesen a hombres y mujeres con las palabras y los argumentos suficientes para defenderse, con la capacidad de pensamiento, de razonamiento o de análisis necesario para terminar con cualquier tipo de injusticia. El primer mundo o mundo desarrollado no se queda atrás, y esto es un ejemplo de que, sin dejar de ser importante, el dinero no lo es todo. En “La educación encierra un tesoro” se habla de “La desilusión del progreso” a raíz de lo ocurrido en la segunda guerra mundial, ¿será que nos estamos desencantando de la educación?, ¿le faltará al hombre un motor motivador para que se interese en educarse?, ¿será que el hombre piensa que entre más se educa más adquiere medios para corromperse a sí mismo y as u entorno?. El mundo con la educación sería simplemente distinto. Pero no porque las cosas estén así debemos dejar de soñar y es por esto que el término de “utopía necesaria” es tan acertado, describe fielmente a la educación hoy en simples dos palabras.
Que nos eduquemos no sólo depende del profesor que nos hace clases o del colegio en el que nos matriculemos, puesto que la educación no sólo se gesta en un establecimiento, el mundo entero es un establecimiento. Muchas veces la falta de educación se genera por agentes externos a la escuela, el educar conlleva otras cosas, otros lugares, otros personajes y otros dominios. De ahí nacen los cuatro pilares de la educación planteados en el documento de
Los cuatro pilares de la educación.
Estos son:
Aprender a conocer: Aprender a darnos cuenta de cómo es el mundo que nos rodea, con sus ambientes, su gente, su todo, aprender a comunicarnos para poder captar nuestro alrededor, descubrirlo, comprenderlo y aceptarlo. El conocer despierta nuestro interés de educarnos y estimula nuestro sentido crítico, llevándonos a crear y perfeccionar nuestro entorno. La enseñanza básica se considera como ente primordial para despertar nuestro gusto e interés por aprender a conocer. Este pilar va perdiéndose gradualmente conforme crezcan los medios de comunicación masivos como son la televisión.
Aprender a hacer: Es poner en práctica lo enseñado una vez egresado de los centros educacionales, puesto que involucra el hacer en el trabajo. Es básicamente no retener lo aprendido sino aplicarlo a la vida profesional, donde el aprendizaje evoluciona y lo esencial sigue siendo transmitido.
Aprender a vivir juntos, a vivir con los demás: Este pilar plantea básicamente la importancia de conocerse y valorarse a uno mismo y a los demás y participar en proyectos junto con la comunidad, aceptando diferencias e incluso aprovechándolas para seguir aprendiendo. Es que hoy esto diminuye día a día con la evolución tecnológica que fomenta el individualismo y la creciente creación de ideologías y grupos separatistas, los que solo se dedican a crear enemigos que no existen y a demandar intolerancia.
Aprender a ser: La educación no solo trata de enseñarnos de qué esta compuesto el mundo externo, sino también el interno (sin caer en el individualismo, sino que más bien complementando ambos conocimientos), crear conciencia de quienes somos individualmente en cuerpo, mente, alma, corazón y espíritu y con esto conferirnos la libertad de pensamiento, la autonomía, el poder de la imaginación y la perfección de los talentos que puedan traernos gozos y satisfacciones, motivándonos a seguir aprendiendo y mejorando nuestra realidad.
Si las claves para alcanzar la plenitud en temas de educación están dadas, ¿qué nos hará falta para aplicarlas?, ¿necesitaremos de algo más?, ¿será que la educación esta irremediablemente destinada a permanecer como una utopía necesaria?
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